miércoles, 10 de febrero de 2010

SALMO 34

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca:
mi alma se gloria en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren;
proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias;
contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, El lo escucha
el ángel del Señor acampa
entorno a sus fieles, y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a El.

viernes, 5 de febrero de 2010

Salmo 6

Súplica durante una enfermedad grave.
Señor, no me corrijas con ira,
no me castigues con cólera.
Misericordia, Señor, que desfallezco,
cura, Señor, mis huesos dislocados.
Tengo el alma en delirio,
y tú, Señor, ¿hasta cuándo?
Vuélvete, Señor, liberta mi alma,
sálvame, por tu misericordia:
porque en el reino de la muerte nadie te invoca,
y en el Abismo, ¿ quién te alabará?
Estoy agitado de gemir,
de noche lloro sobre el lecho,
riego mi cama con lágrimas.
Mis ojos se consumen, irritados,
envejecen por tantas contradicciones.
Apartaos de mi los malvados,
porque el Señor ha escuchado mis sollozos;
el Señor ha escuchado mi súplica
el Señor ha aceptado mi oración.
Que la vergüenza abrume a mis enemigos,
que avergonzados huyan al momento.