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Quita de nuestro corazón el amor desordenado de nosotros mismos y de las criaturas, difundiendo su GRACIA Y AMOR en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Esta ley del Espíritu de vida que está en Cristo, es quien nos liberta de la ley y el pecado.Romanos 8:2.
El Espíritu del Señor haciéndose dueño de nuestro Espíritu y de nuestro corazón destierra el Espíritu del mundo, y sujeta nuestras pasiones a la gracia; porque donde está el Espíritu del Señor allí está la verdadera libertad 2corintios 3: 17.
¿cómo nos ha sacado Cristo de la servidumbre de la ley?
la ley antigua, como enseña Pablo, hacía esclavos figurados por los hijos de Agar, que era esclava. Cristo ha venido a libertarnos de esta ley de temor; ley penosa, cargada de preceptos y de ceremonias para liberarnos de toda la ley y cuando dice toda, incluye también la llamada ley moral.Gálatas 5: 3 y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida que esta obligado a guardar toda la ley. (toda incluye ley ceremonial y ley moral).
Para sujetarnos a la ley NUEVA, ley de amor, ley perfecta, ley de la libertad, ley real. (Santiago 1:25, Santiago 2:8, Santiago 2:12.), que forma hijos, y que cuyos preceptos están incluidos en el AMOR (SU VIDA).
El apóstol nos manifiesta todo ésto de un modo muy claro en su epístola a los de galacia.Nos dice, que habiéndose cumplido el tiempo, envió Dios a su Hijo formado de una mujer; y este Dios hecho hombre; se sujeto a la ley para rescatar a los que estaban bajo la ley y hacernos sus hijos adoptivos Gálatas 4: 4.
Adopción que obra en nosotros el Espíritu de Cristo. Este Espíritu y no el nuestro nos hace amar a nuestro Padre y hará que cumplamos sus mandamientos.¿Cómo nos libra Jesucristo del temor de la muerte? El apóstol, nos enseña esta verdad cuando dice: Jesucristo ha participado de nuestra naturaleza para destruir por su muerte al príncipe de la muerte, al príncipe de la muerte, esto es, al Diablo; y para poner EN LIBERTAD A LOS QUE EL TEMOR TENÍA EN UNA CONTINUA SERVIDUMBRE MIENTRAS DURABA SU VIDA. Hebreos 2: 14-15
Sabemos que la muerte es de temer para aquellos que viven en el pecado, pero no para aquellos en los que Cristo es nuestra vida. Después que murió Cristo desaparecieron todos los horrores de la muerte.