
El círculo transporta todos nuestros miedos, angustias, celos, contiendas, ansiedades, preocupaciones, amarguras… todo aquellos que nos aleja de la paz y por lo tanto de la libertad. La esperanza en una nueva etapa, con una nueva vida donde los problemas del ayer se alejan de nosotros diciéndonos adios para siempre, es un cuento de hadas que no se cumple. Los problemas dejan de ocupar sólo temporalmente nuestra casa, para dejar espacio a otros que vendrán después, y de nuevo el mismo círculo interior, y de vuelta al punto de partida, y así repetidamente hasta que finalmente la lógica nos dice que quizá no haya una etapa mejor sino unas circunstancias diferentes en las que creemos que todo está mejor, pero no es más que una ilusión porque nuestro interior sigue siendo el mismo, aprisionados con los mismos miedos, ansiedades, preocupaciones y angustias etc por la vieja naturaleza, que nos mantiene engañados y sumisos, y el mundo con sus ejercicios de ilusionismo que pretenden exitosamente mantenernos ocupados en recolectar y conservar todo lo que está condenado a destrucción y que entreguemos nuestra esperanza a cambio de una pequeña dosis de recompensa mundana , para que no perdamos la fe en este mundo que nos llena de alegrías efímeras y que nos hace creer que realmente podemos encontrar en él algo que nos sirva de alimento para nuestra frágil esperanza.
El círculo puede romperse y nuestro espíritu ser libre, podemos tener paz y sólo así poner fin a la actuación repetitiva de nuestra vida. Una nueva vida en la que las circunstancias no son más que pruebas de aprendizaje, donde el camino es recto, en dirección a alcanzar mayor riqueza espiritual y libertad y sin opción de retroceder ni volver al punto de partida, es hacia donde el verdadero descanso de paz existe y no depende de uno, donde el paso de los años no te cubre de amargura sino de más sabiduría, donde la verdad es lo que respiramos cada mañana y cada noche y por lo que vivimos, donde el amor es el objetivo y el todo, donde las tinieblas y la oscuridad se disipan con una fuerte luz que nos hace mirar al cielo para dar las gracias de corazón, porque sólo se pueden dar las gracias de corazón cuando uno ha sido liberado, y es consciente del mucho peso que ha sido quitado de sus espalda gratuitamente, es entonces cuando tiene tantísimo que agradecer.
Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Una vez que cuestionamos al mundo y sus trucos de ilusionismo y perdemos la fe en él, cuando muchas veces ya no hay nada que perder, es cuando por fin podemos poner la esperanza en Dios y dejar nuestra vida en sus manos, es decir poner nuestra esperanza en quien todo lo puede, y en quien no pide nada a cambio,(gracia) en quien libera, en quien nos da Espíritu de verdad, en quien nos ilumina para que no creamos mentiras, es decir en Dios. Descansar en Dios es un viaje a tierra prometida, todo en el es verdad y Paz, todo en El es posible.
Romanos 5:5 “y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.
Habacuc 2:3 “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará”