miércoles, 10 de febrero de 2010

SALMO 34

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca:
mi alma se gloria en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren;
proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias;
contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, El lo escucha
el ángel del Señor acampa
entorno a sus fieles, y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a El.

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