jueves, 26 de febrero de 2009

AGUA EN EL DESIERTO.


La llegada al reposo implica una constante lucha, los israelitas para entrar en la tierra que Dios les había prometido encontraron muchos obstáculos y tuvieron que librar muchas batallas. Esto mismo, es lo que encuentra el cristiano cuando se rebela contra el mundo y decide VIVIR en libertad, creo que muchas veces no somos conscientes de lo que ésto significa, cuando decidimos salir de egipto estamos rebelándonos contra la esclavitud a la que estamos sometidos ( y lo que es peor; acostumbrados y resignados), y decidimos salir en busca de la libertad en un viaje sin retorno, por lo tanto el cristiano tendrá que luchar en muchas batallas y muchos serán los enemigos que intentarán hacerle retroceder, y volverle a esclavizar, ¡quieren que sigamos sirviéndoles!. Muchas son las estrategias para conseguirlo, pero en todas ellas, el objetivo es quitar la paz, la esperanza y la fe, e inculcar miedo para que nos agarremos al mundo firmemente para no caernos y volvamos a retroceder. Siempre se repite, como comenté en un post anterior, aunque las circunstancias cambian nosotros giramos entorno a un círculo de (dudas-miedo-mundo-fracaso-dudas), que no depende de lo exterior, y por mucho que mejoren las circunstancias en nuestra vida si ese círculo no se rompe no viviremos en el reposo, sino en el desierto.
Aunque estemos esclavizados en el mundo, y en parte lo sepamos, tenemos la falsa ilusión o espejismo de que éste nos puede brindar muchas alegrías y acabamos poniendo nuestras ilusiones y esperanzas él, y si nuestra vida y lo que nos rodea se desmorona, nosotros nos desmoronamos también, puesto que nuestra “felicidad” la hemos construido sobre pilares frágiles destinados a la destrucción y a pesar de que nuestras miradas se dirigen de vez en cuando hacia el cielo construimos inconscientemente nuestros tesoros sobre la tierra y cuando nos damos cuenta de que nuestro interior está cada vez más vacío sabemos que algo está fallando y es nuestra falta de fe. Creemos que Dios lo puede todo y sin duda es así, pero a la hora de dejarlo todo en sus manos y depender absolutamente de El, nos agarramos al mundo y a nuestros argumentos “por si acaso”, y acomodamos a Dios a ellos. Si Dios cuida de nosotros, el afán por las cosas de este mundo se produce, por no creerlo de corazón. Hebreos 4:10 "porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas".
Hebreos 4: 16 "acerquemos, pues, confiadamente al trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro".
Romanos 10:9 “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.
Porque el viaje a tierra de reposo exige dejarlo todo sin mirar atrás y creer de corazón que Dios está con nosotros y no nos va a fallar. Romanos 8:31 “¿Qué, pues, diremos a esto?, si Dios es por nosotros ¿quién contra nosotros?”

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