sábado, 21 de marzo de 2009

AL ABRIGO DEL ALTÍSIMO


Los pensamientos que nos turban han de ser llevados en todo momento a la obediencia a Cristo. 2 Corintios 10:5 “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Las dudas y los miedos que nos angustian, la ansiedad, y todos los pensamientos que no vienen de Dios tienden a llevarnos a una situación de desconfianza que nos irá apartando cada vez más de la paz, que Dios tiene guardada para nosotros. Sin embargo, Dios quiere que descansemos en Él.1 Pedro 5:7 “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”, y que no nos afanemos por nada ya que Él en todo momento cuida de nosotros Filipenses 4:6 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Él conoce nuestras necesidades Mateos 6:24-25 “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”. ¿ quién puede garantizar la posesión de un bien, cualquiera que sea su naturaleza? No se consigue a base de cálculos y preocupaciones. Mateos 6:27 “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?”. El hombre nunca estará seguro de obtener lo que desea, ya que todo lo que hay en su mano puede desaparecer de un momento a otro, no cuenta con garantía alguna con en la que pueda apoyarse plenamente. Sin, embargo el camino que nos indica Jesús es el siguiente. Mateo 16:25“Quien quiera salvar su vida la perderá”. Se puede decir que una de las maneras de perder la paz es el intentar asegurarla con recursos humanos.
La incapacidad del hombre, la limitación de sus recursos, la imposibilidad de controlarlo todo así como las decepciones que nos pueden ocasionar las personas de las que no lo esperamos, zambulle al hombre en un mar de tormentos e inquietudes.
Para que la paz gobierne nuestra vida en este agitado mundo, nuestro refugio será una plena confianza en él, y morar bajo su sombra.


Salmo 91.


El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.




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