domingo, 1 de mayo de 2011

EL BAUTISMO DE FUEGO.

¿Por qué el Salvador anuncia la venida del Espíritu Santo a los Apóstoles como un bautismo que han de recibir?
Nuestro Señor no hace si no repetir las palabras de Juan el Bautista y predecía su cumplimiento inmediato. El Precursor bautizaba a sus discípulos en el agua, como los los judíos bautizaban a sus prosélitos, como indicio de purificación y renovación interior. Recibiendo este bautismo, se hacia profesión de renunciar al pecado, de comenzar una vida pura y santa, de creer en el Redentor prometido; pero no quedaban REGENERADOS, el único bautismo que pudo producir este efecto en las almas, era el del Espíritu Santo, de aquel Espíritu de quien el Salvador iba a inundar el mundo, y cuya venida debía de ser para los cristianos, para los Apóstoles especialmente, el principio de una vida celestial. Este bautismo espiritual era efusión del Espíritu del Salvador sobre sus miembros. Juan Bautista lo llama Bautismo de Fuego, para dar a entender que no se limitará como el bautismo del agua a purificar el exterior sino que penetrará al interior, hacia nuestro espíritu y seremos un espíritu juntamente con El.

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